martes, septiembre 04, 2012

Aun no entiendo esa manía rara de complicarse la vida.

En estos tiempos, que muchos creen los últimos, salen a la luz mil frases de optimismo, de claves para ser feliz, Facebook retacado de “la frase del día”, platicas de café que finalizan con un consejo barato de internet, novios que expresan sus sentimientos de maneras demasiado pretenciosas y hollywodenses, tipos como yo haciendo el soundtrack de su vida en youtube. ¿Para qué?, para hacer la vida más llevadera, para que la rutina no nos termine suicidando, para tener algo que platicar, si el jefe te regaña te quedas callado y lo posteas, si las cosas del amor van mal, siempre te sentirás como protagonista de alguna novela. Nos hemos acostumbrado a ser parte de un estereotipo, claro, nosotros elegimos cual estereotipo (tampoco hay mucho de donde escoger). También aprendemos que la mayoría de los sueños (aun no me atrevo a decir que todos) terminan deformados y, aun así, nos auto-engañamos y nos atrevemos a decir que cumplimos nuestras metas, en casos más extremos llegamos a leer cosas como “todos los sueños se pueden hacer realidad”. Todo esto me lleva a pensar, o podría resumirlo, en las guías y/o manuales de vida (otra invención del siglo XXI): personas que no pueden tomar decisiones sin antes haber leído el horóscopo, personas que basan su vida en algún libro religioso que nunca escribió Dios, personas que siguen, perdón, seguimos reglas.

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