domingo, febrero 01, 2015

Disertación sobre la industria petrolera. 2



LOS HECHOS.

*una disculpa si el texto se torna muy tecnico,
 hice mi mejor esfuerzo para dirigirlo al lector en general. 


En medio de esta vorágine de reestructuras, ajustes, conflictos de interés y crudo en 30 dólares, nos encontramos tres personajes a bordo de una plataforma de perforación marina: el superintendente, el ingeniero de pozo y yo, el inspector técnico de perforación. El pozo Ek-41, que hasta hace una semana solo era uno más de los miles en desarrollo, lleva perforándose desde noviembre de 2013 (en promedio, un pozo a 5500 metros se termina de 4 a 6 meses), con un sinfín de problemas y gastando hasta el momento 960 millones de pesos. Un pozo especial por querer ser el segundo horizontal en arenas del jurásico (el primero fue el Balam-75, en donde el escritor también estuvo presente).

Mientras se intentaba perforar dicha sección horizontal, la última etapa, se quedó atrapada toda la herramienta direccional, para después, al tratar de liberarla, observar tristemente que se desprende y que dejamos algo que en el campo de perforación se conoce como “pez”. Toda la herramienta en el fondo justo en la zona de producción.

Llevamos cerca de seis días tratando de recuperarla, a sabiendas que estábamos en la última parte de un pozo que ha costado mucho trabajo, esfuerzo, dinero y tiempo. Sabiendo que estábamos a nada de terminar un pozo que daría (o dará) 7500 barriles por dia.

“Tienen tres oportunidades para pescarla” dijo fría y secamente el gerente de perforación de la zona marina. “Están pidiendo cabezas… el mismo Gustavo Hernandez está al pendiente de este pozo” nos contó con preocupación nuestro coordinador. “Hay que rezarle a Dios” dijo alguien por ahí.  

Van dos intentos fallidos de pesca. Van muchas horas de planificación, cálculos, ideas, desvelo e incertidumbre. Estamos preparando el tercer ataque y nuestros ánimos oscilan entre esperanza y miedo. Esto se ha convertido más en una cuestión de honor bélico, el helicóptero pasara por nosotros para bajar a rendir cuentas dentro de 36 horas y el tiempo corre por que es un cobarde.


No sabemos que demonios están tramando en tierra, ni los intereses del director de Pemex o el subdirector. No sabemos ni de economía, ni de política internacional. Lo que sí sabemos es de perforación y sabemos que en estos momentos de reestructuración y voladero de cabezas, el empleo de muchos compañeros, sus familias y la escuela de muchos otros Raulitos  depende de nosotros y no tenemos opción de fallar. 

Febrero 1. 

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