Disertación sobre la industria petrolera. 2
LOS HECHOS.
*una disculpa si el texto se torna muy tecnico,
hice mi mejor esfuerzo para dirigirlo al lector en general.
En medio de esta vorágine de reestructuras, ajustes,
conflictos de interés y crudo en 30 dólares, nos encontramos tres personajes a bordo
de una plataforma de perforación marina: el superintendente, el ingeniero de
pozo y yo, el inspector técnico de perforación. El pozo Ek-41, que hasta hace
una semana solo era uno más de los miles en desarrollo, lleva perforándose desde
noviembre de 2013 (en promedio, un pozo a 5500 metros se termina de 4 a 6
meses), con un sinfín de problemas y gastando hasta el momento 960 millones de
pesos. Un pozo especial por querer ser el segundo horizontal en arenas del jurásico
(el primero fue el Balam-75, en donde el escritor también estuvo presente).
Mientras se intentaba perforar dicha sección horizontal, la última
etapa, se quedó atrapada toda la herramienta direccional, para después, al tratar
de liberarla, observar tristemente que se desprende y que dejamos algo que en
el campo de perforación se conoce como “pez”. Toda la herramienta en el fondo
justo en la zona de producción.
Llevamos cerca de seis días tratando de recuperarla, a
sabiendas que estábamos en la última parte de un pozo que ha costado mucho
trabajo, esfuerzo, dinero y tiempo. Sabiendo que estábamos a nada de terminar
un pozo que daría (o dará) 7500 barriles por dia.
“Tienen tres oportunidades para pescarla” dijo fría y secamente
el gerente de perforación de la zona marina. “Están pidiendo cabezas… el mismo Gustavo
Hernandez está al pendiente de este pozo” nos contó con preocupación nuestro
coordinador. “Hay que rezarle a Dios” dijo alguien
por ahí.
Van dos intentos fallidos de pesca. Van muchas horas de
planificación, cálculos, ideas, desvelo e incertidumbre. Estamos preparando el
tercer ataque y nuestros ánimos oscilan entre esperanza y miedo. Esto se ha
convertido más en una cuestión de honor bélico, el helicóptero pasara por
nosotros para bajar a rendir cuentas dentro de 36 horas y el tiempo corre por
que es un cobarde.
No sabemos que demonios están tramando en tierra, ni los
intereses del director de Pemex o el subdirector. No sabemos ni de economía, ni
de política internacional. Lo que sí sabemos es de perforación y sabemos que en
estos momentos de reestructuración y voladero de cabezas, el empleo de muchos
compañeros, sus familias y la escuela de muchos otros Raulitos depende de nosotros y no tenemos opción de
fallar.
Febrero 1.
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