lunes, diciembre 24, 2012

Navidad en la era touch.



Pongamos que te llamas Joaquín. Vas por la vida con ese aire de persona realizada que ha sabido cumplir sus metas, fingiendo estabilidad, manejando ese Jetta que aun no terminas de pagar y lanzado desde tu iphone a la nube un tweet tan vacío como tu cartera: Excelente navidad a todos, que este día sea de dar y recibir amor. Un semáforo en rojo es el pretexto perfecto para dar muestras de tu humanismo y así poder transmitir tu inspiración express hacia gente que tal vez ni le importe lo que pienses. En eso estas mientras de reojo ves que alguien esta parado en medio del cruce haciendo malabares, pero prefieres ver tu celular mientras sonríes con satisfacción al ver los likes a tu comentario. Un ruido en tu ventanilla derecha te saca de tu ensueño digital: una niña de 6 años con el rostro mugroso e inexpresivo y una muy forzada sonrisa de payaso te extiende la mano. Mueves la cabeza, con indiferencia, en ademan de negativa (como si te estuvieran ofreciendo otra tarjeta de crédito) y regresas los ojos a tus manos, a bloquear el teclado mientras la luz verde te hace avanzar, y ahí vas. Sin saber que eres el típico perdedor que usa frases como “Gracias, Dios, por tantas bendiciones”, el traidor a su patria que dice “Que se pongan a trabajar en ves de hacer manifestaciones”, aquel que cree que una corbata lo convierte en hombre de bien, el orgullo de su familia, eres el típico “el que tranza no avanza”… pero nunca lo aceptaras, dirás que tu eres el cambio mientras vas a Liverpool a pagar intereses a la ves que Anita se muere de hambre.

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1. De cualquier forma, los Mayas se equivocaron; y no me refiero al supuesto fin del mundo, no soy tan básico, me refiero al cambio de era, al cambio de consciencia, a ese misticismo con el que tanto concordaba. Todo sigue y seguirá igual. De este lado, esperaba que pasara aquel milagro revolucionario. Aquella unión general por una causa. Pero es mayor el número de conformistas, y me cuento.



2. A) Aquí estoy, reflexionando sobre aquella frase “cuidado con lo que deseas”. Recuerdo aquellas navidades de los noventas, todo era color, sorpresa, alegría, luz, juego. Y no quiere decir que las condiciones socio-económicas hayan sido mejores, tal ves hasta estaban peores… pero no conocíamos el pecado, la amargura, la traición, la desesperación e impotencia, los bajos instintos.
B) Entonces, cuando ya estaba harto, empecé a desear que nos dejáramos de tanta pendejada, que canceláramos estas fechas, los días veinticuatro dejar de ir a misa, esperaba la cena y me saltaba la sobremesa y los abrazos, como cualquier otro día.
C) Hoy, tan lejos de aquellos días de infancia (y de mi casa) deseo no haber dejado de desear, por que el hecho de que nos hayan robado la esperanza y los sueños, no quiere decir que a nuestros niños del presente les pase lo mismo.


3. Y si, la vida cambio de repente. Algún tiempo me fue fascinante leer los libros protagonizados por tipos fríos, solitarios, misántropos. Despues, cuando decidí adoptar ese estereotipo, resulta que dentro de mi habita el mas solidario del mundo, el mas lleno de alegría y resulta que quiero cambiar el mundo, que quiero que se decrete que amar sea una ley, que todos tengamos fe en algo. Sera que me han domesticado.


4. En estos tiempos de avance tecnológico a pasos agigantados, todo parece indicar que los dispositivos nos acercan mas los unos a los otros, en ciertos aspectos así es, eso dicen los comerciales… pero en realidad, estos son los tiempos en que estamos mas alejados de nuestros seres queridos.

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Pongamos que te llamas Anita. Te levantaste desde muy temprano con enorme felicidad, ¿y porqué no? Es navidad. Hiciste tus quehaceres cotidianos: barrer ese pequeño cuarto que sirve de comedor, sala, cocina, dormitorio, bodega y, a veces, de baño; lavar tu mejor vestido y esperar a que se seque, por que la verdad es que no es el mejor, si no el único; levantar las latas de cerveza que bebió ayer tu papá y ver si con esas ahora si completas los diez kilos, lamentablemente apenas llevas cuatro. No importa, ya no, por que ahora estas ganando dinero para poder pasar una hermosa navidad. Tu y tu socio hacen de las suyas en esa avenida tan transitada, él es el del trabajo operativo, el de los malabares, tu eres la del trabajo administrativo, la que va de carro en carro alzando la mano. Es un buen día. Estas segura de que ese joven del Jetta te dará mínimo cinco pesos y con eso alcanzaras la cuota diaria de tu padre, lo demás será para ti. Para tu Navidad… te entristeces un poco al ver la negativa. No importa, será en el otro rojo. Y por la tarde te pararas en el escaparate de alguna tienda para ver Los fantasmas de Scrutch, mientras Joaquín buscara en el Walmart algún Wisky barato. Es navidad.