sábado, junio 18, 2011

Club de mentirosos. 2 de 3.

Se despierta Tlaxiaco. ¿Acaso una ciudad noctambula? Son casi las 9 de la mañana y empieza uno que otro estrepito de accesorias. Poca gente sobre las principales avenidas. Un lugar de clima bipolar. La neblina, al igual que los pobladores, apenas se levanta.

Si esto fuera un viaje de placer, no habría mucho con que entretenerse. Tlaxiaco tiene algo que no acabo de entender, es un lugar que no termina de definirse y que no encuentra un punto de conciliación que no sea el de sus paisajes naturales. En su nombre lleva el título de ciudad, pero tiene toda la cara de pueblo. Las veces que paso por la plaza principal, no falta quien me ofrezca muestras gratis de pulque.

Este es mi quinto día y sospecho que, igual que los días anteriores, terminare tomando en algún lugar de por aquí. Es mi tercera y última brigada para liberar el servicio social. La tarea es sencilla: llevar a los pueblos un poco de información universitaria citadina y “elevar en los pobladores ese espíritu de superación personal”.

Mis compañeros de brigada parecen estar entusiasmados con la idea, sienten que devuelven a México un poco de lo que les ha brindado, sienten que hacen una gran obra de caridad. Un servicio social.

Puras mentiras. Es lo que estamos diciendo, puras mentiras. Ni a ellos ni a mí nos interesa el medio ambiente. Por supuesto que no nos interesa ayudar a los demás, solo queremos cumplir con un requisito más para titularnos. Puro trámite. Solo que inconscientemente ellos se engañan y le contaran a sus familiares los mucho que hicieron por los menos beneficiados y lo bien que se sienten siendo personas solidarias y lo contaran con una cara de auto-reflexión, con ojos conmovidos y gestos de frustración.


-¿Qué opinan del video? –Preguntó una de mis compañeras de brigada después de ponerle stop al reproductor mientras miraba con una sonrisa fingida a los estudiantes de secundaria de un pueblo irónicamente llamado “El porvenir”. Nadie respondió.

-A ver… ¡tú! –Dijo y señalo a un chico que bostezaba. –Dime qué mensaje te dejo este cortometraje.

-Pues está bien chido. –Respondió dudando. Nos enseña distintas formas de cuidar el medio ambiente.

-Claro, así es. –Contesto la chica mientras movía la cabeza afirmando. –Es muy importante que protejamos lo que la naturaleza nos otorga. Entonces, ¿Qué dicen, les interesa cuidar el medio ambiente?

-¡claro! –Respondieron en coro todos los uniformados, con apatía en sus caras y con ganas de irse a hacer algo más divertido. Entonces, alguien se paro desde el fondo de la unidad móvil donde se proyectaban los documentales.

-claro que no les interesa. –dijo el tipo de gorra con cara de chiste mientras hacía a un lado a su compañera que hace unos momentos exponía. –Ni a ustedes, ni a mí, ni a mis compañeros exponentes nos interesa. Esas son cosas que se inventan los ricos para poder disimular su avaricia con un poco de altruismo. Esas son cosas que le interesan a los idiotas de Green peace. A ustedes lo único que les interesa es poder salir de este maldito pueblo. Alejarse del campo e irse a ganar dólares, no importa se es matando focas o talando árboles. Solo quieren tener una vida mejor. Todos queremos. No se sientan mal por eso, es el instinto de supervivencia y si para poder sobrevivir tenemos que sacrificar parte del medio ambiente, entonces lo haremos.

“Mugre tipo ojete” pensó una de las guapas brigadistas del Instituto Politécnico Nacional.