viernes, febrero 23, 2024

Atardecer inifinito.

 

Mi consuelo es saber que este atardecer no esta desperdiciado. Tener la certeza de que alguien esta admirando esta puesta de sol en un horizonte infinito. Por que alguien en CDMX esta tomando una hermosa postal de un sol que a los pocos segundos desaparece y en otro punto, unos cuantos kilómetros mas allá, vuelve a repetirse ese ocaso en una geografía diferente, y otra persona volverá a tomar otra postal y el patrón se repite una y otra vez hasta darle la vuelta al mundo. Mientras yo guardo otro Excel que a nadie le importa mas que a mi y otros cuantos más, en una gris y fría oficina, mientras alguien bosteza mandando un correo, mientras alguien grita y manotea para imponer su absurda e infantil autoridad y mientras una mujer busca darle sentido a su monótona rutina de tecleos con un poco de música y un tímido tarareo, nos volteamos a ver y esbozamos una media sonrisa porque somos cómplices de una verdad, de un secreto, un consuelo: ella en su música y yo en mi atardecer infinito. 


...


Alguien dijo por ahí que la verdad se encuentra en el amor, el silencio y la música. Y yo no puedo ni quiero discutirle ni corregirle nada. Lo acepto con humildad, pero a la vez con el ego de mi flojera de no querer problematizar en matices que solo estorban. Solo lo acepto.