lunes, septiembre 10, 2012

Ciudad.

Cd. de México. 19 de junio de 2012.


Los peatones, los ciclistas, motociclistas, automovilistas, aviadores, saliendo de la ciudad en una tarde de llovizna. Es hermosa, mágica esta ciudad, mi ciudad, con todo y su podredumbre, su ignorancia y su mala administración. Esta ciudad y yo tenemos una mala relación, siempre distantes, apenas y la conozco superficialmente y hoy, esta tarde nublada, nos volvemos a alejar.
Martes. No te cases ni te embarques. Y aquí voy, deseando que haya petróleo en esta enorme urbe para no alejarme, deseando tener una vida estable. Yo no sé si los mayas tenían razón, pero aquí vamos otra vez, a arriesgarlo todo, rasgando parte del gran planeta, cambiando de clima, conociendo gente nueva, aprendiendo, digamos, la última lección antes de la transición.  Solo hay que respirar hondo y lanzarse.
“GO”. La tierra ha aprendido a hablar y lo hace en ingles, esta tarde gris me grita “GO”, y yo con un ánimo tan bipolar como quien representa “Para Elisa” en su propio rostro. 
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Cada quien su vida. No dudo que hay quienes quisieran estar en mis zapatos, como yo, en ciertos momentos, quisiera ser otra persona. No seamos hipócritas, sin dejar de ser optimistas, a todos nos llega a pasar: quisiéramos cambiar nuestra vida. Por más discurso y consejo barato que escuchemos, suele pasar. La clave está en no avergonzarnos, a final de cuentas son solo pensamientos y ahí se van a quedar. Somos quienes somos, felices o infelices, malos o buenos, no importa. Respira hondo y lánzate.
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- Es casi cien por ciento seguro que te caerás la primera ves. –me dijo el chino, como si me alentara.
 
Por el contrario, y lógicamente, me hacía dudar mas.  El sol estaba exacto arriba de nosotros. Estábamos parados en el borde de aquel precipicio. Sin camisetas, sofocados por el calor, el chino tenía una cortada en el hombro, yo un raspón en la rodilla derecha y ambos con los pantalones empolvados, revolcados. Mi amigo se lanzaba y saltaba de regreso una y otra ves para ponerme el ejemplo, yo seguía con miedo.
 
                   -¿Casi cien por ciento seguro?  –le pregunté apunto de aventarme.
  -Bueno, noventa y nueve por ciento, solo dobla las rodillas y no te levantes, la velocidad te  dará el impulso para saltar al otro lado.
 
Estábamos en unos bowls realmente poliformes, era mi primera ves ahí y no sabía como patinar en esos platos hondos gigantes. Realmente me paralizaba la idea de dejarme caer en esa curva que empezaba vertical respecto al suelo en que estaba parado, para 2 metros después empezar a doblarse hasta hacerse horizontal.
                -Pero ¿Qué posición tomo, que tanto doblo las rodillas?
                -Solo respira hondo y lánzate.
Y así fue.  

martes, septiembre 04, 2012

Aun no entiendo esa manía rara de complicarse la vida.

En estos tiempos, que muchos creen los últimos, salen a la luz mil frases de optimismo, de claves para ser feliz, Facebook retacado de “la frase del día”, platicas de café que finalizan con un consejo barato de internet, novios que expresan sus sentimientos de maneras demasiado pretenciosas y hollywodenses, tipos como yo haciendo el soundtrack de su vida en youtube. ¿Para qué?, para hacer la vida más llevadera, para que la rutina no nos termine suicidando, para tener algo que platicar, si el jefe te regaña te quedas callado y lo posteas, si las cosas del amor van mal, siempre te sentirás como protagonista de alguna novela. Nos hemos acostumbrado a ser parte de un estereotipo, claro, nosotros elegimos cual estereotipo (tampoco hay mucho de donde escoger). También aprendemos que la mayoría de los sueños (aun no me atrevo a decir que todos) terminan deformados y, aun así, nos auto-engañamos y nos atrevemos a decir que cumplimos nuestras metas, en casos más extremos llegamos a leer cosas como “todos los sueños se pueden hacer realidad”. Todo esto me lleva a pensar, o podría resumirlo, en las guías y/o manuales de vida (otra invención del siglo XXI): personas que no pueden tomar decisiones sin antes haber leído el horóscopo, personas que basan su vida en algún libro religioso que nunca escribió Dios, personas que siguen, perdón, seguimos reglas.